Suelo Pélvico


El suelo pélvico es un conjunto de músculos, tendones, ligamentos y fascias, que componen la base donde se sostienen las vísceras abomino-pélvicas. Es decir, no sólo la vejiga, el útero y los ovarios o la próstata, sino también los intestinos, estómago, etc. Por lo tanto se trata de una estructura que recibe múltiples presiones cada día. Esta estructura se va debilitando a lo largo de la vida, y sufre especialmente tras el parto. Sin embargo, los problemas pueden aparecer años después, con la menopausia, como la incontinencia urinaria o rectal, la insuficiencia sexual, o prolapsos de vísceras como el útero.

Por otra parte, nuestro diafragma pélvico puede verse sometido a demasiado estrés físico o psicológico produciendo dolor. Por todo ello debemos cuidar toda la vida de nuestro suelo pélvico, como cuidamos de nuestra espalda o de cualquier otro músculo.

Siempre es importante hacer una revisión del suelo pélvico por un fisioterapeuta especializado y conocer el estado de nuestra musculatura, ligamentos, fascias, huesos y articulaciones y prevenir problemas posteriores.

En nuestro centro realizamos tratamientos para personas con problemas de debilidad muscular, recuperación postparto, incontinencia, anorgasmia, preparación al parto, dolor pélvico crónico, dispaurenia o vaginismo.

Tratamiento de suelo pélvico en Valladolid

Suelo Pélvico


El suelo pélvico es un conjunto de músculos, tendones, ligamentos y fascias, que componen la base donde se sostienen las vísceras abomino-pélvicas. Es decir, no sólo la vejiga, el útero y los ovarios o la próstata, sino también los intestinos, estómago, etc. Por lo tanto se trata de una estructura que recibe múltiples presiones cada día. Esta estructura se va debilitando a lo largo de la vida, y sufre especialmente tras el parto. Sin embargo, los problemas pueden aparecer años después, con la menopausia, como la incontinencia urinaria o rectal, la insuficiencia sexual, o prolapsos de vísceras como el útero.

Por otra parte, nuestro diafragma pélvico puede verse sometido a demasiado estrés físico o psicológico produciendo dolor. Por todo ello debemos cuidar toda la vida de nuestro suelo pélvico, como cuidamos de nuestra espalda o de cualquier otro músculo.

En nuestro centro realizamos tratamientos para personas con problemas de debilidad muscular, recuperación postparto, incontinencia, anorgasmia, preparación al parto, dolor pélvico crónico, dispaurenia o vaginismo.

Tratamiento

Los tratamientos están adaptados a cada persona, ya que hay múltiples causas que pueden provocar las distintas patologías, incluso por ejemplo, un problema de incontinencia urinaria por hipertono del suelo pélvico. Por ello, abordamos la disfunción desde un enfoque global, utilizando técnicas que van desde la osteopatía, el control motor mediante electroestimulación o biofeedback, la normalización del tejido mediante masaje, drenaje, estiramientos, punción seca, ejercicios de tronco como los hipopresivos, inhibición neurológica refleja, regulación del sistema nervioso vegetativo, etc.

Para la preparación al parto realizamos grupos de Pilates adaptado para mejorar la fuerza y el control de la musculatura abdminal y pélvica. A partir de la semana 33 de embarazo empezamos con las sesiones individuales para valorar el parto vaginal, y entrenar las fases de dilatación y expulsivo, mediante posturas y ejercicios, movilización y elastificación de la pelvis, masaje perineal, práctica del pujo con EPI-NO, respiración, etc. También damos pautas y enseñamos cómo realizar las actividades diarias en el postparto, ejercicios que van ayudar a la estabilización abdomino-pélvica en el puerperio, acciones a evitar, ayudas técnicas, etc.

Es la pérdida involuntaria de orina. Puede ir desde una gota con algún esfuerzo hasta la pérdida de todo el contenido de la vejiga, y puede darse en cualquier edad, siendo más habitual en mujeres mayores, postparto y deportistas de impacto.

La incontinencia urinaria puede ser de esfuerzo, es decir, que ocurra al realizar un esfuerzo tal y como toser, levantar un peso, incluso levantarse. Puede ser de urgencia, que es la sensación imperiosa de orinar, las ganas vienen de golpe y no se consigue retener la orina más de escasos minutos. O muchas veces, mixta, dónde coexisten las dos.

También puede existir sensación de urgencia sin incontinencia urinaria, es decir, las ganas vienen de golpe, pero se puede retener la orina con gran esfuerzo e incomodidad.

Otras patologías del sistema urinario son las infecciones de orina de repetición, la cistitis intersticial, la vejiga hiperactiva, etc. Es importante saber que la sangre en la orina es una señal de alarma y hay que acudir al médico para realizar pruebas diagnósticas.

Los factores de riesgo de incontinencia urinaria son las actividades deportivas de gran impacto (alterofilia, aerobic o step, correr, montañismo, etc), los partos (espacialmente los complicados en los que se ha utilizado instrumentación), el embarazo (incluso cesárea), la tos crónica, etc.

En ningún caso es “normal” tener incontinencia urinaria tras el parto (excepto los primeros días, pero nunca tras la cuarentena), ni tras la menopausia, sea cual sea la pérdida.

Al llegar a la menopausia, la incidencia de mujeres con incontinencia urinaria que han dado a luz es la misma que las nulíparas.

La incontinencia urinaria no siempre se debe a una debilidad, y no siempre se debe al suelo pélvico. En ocasiones una debilidad abdominal, una diástasis o incluso una mala mecánica respiratoria, puede provocar una ptosis o caída visceral que altera la función de los órganos de la pelvis. Otras veces, la excesiva tensión o hipertono del suelo pélvico provoca esta alteración y puede producir la incontinencia.

Es la pérdida involuntaria de orina. Puede ir desde una gota con algún esfuerzo hasta la pérdida de todo el contenido de la vejiga, y puede darse en cualquier edad, siendo más habitual en mujeres mayores, postparto y deportistas de impacto.

La incontinencia urinaria puede ser de esfuerzo, es decir, que ocurra al realizar un esfuerzo tal y como toser, levantar un peso, incluso levantarse. Puede ser de urgencia, que es la sensación imperiosa de orinar, las ganas vienen de golpe y no se consigue retener la orina más de escasos minutos. O muchas veces, mixta, dónde coexisten las dos.

También puede existir sensación de urgencia sin incontinencia urinaria, es decir, las ganas vienen de golpe, pero se puede retener la orina con gran esfuerzo e incomodidad.

Otras patologías del sistema urinario son las infecciones de orina de repetición, la cistitis intersticial, la vejiga hiperactiva, etc. Es importante saber que la sangre en la orina es una señal de alarma y hay que acudir al médico para realizar pruebas diagnósticas.

Los factores de riesgo de incontinencia urinaria son las actividades deportivas de gran impacto (alterofilia, aerobic o step, correr, montañismo, etc), los partos (espacialmente los complicados en los que se ha utilizado instrumentación), el embarazo (incluso cesárea), la tos crónica, etc.

En ningún caso es “normal” tener incontinencia urinaria tras el parto (excepto los primeros días, pero nunca tras la cuarentena), ni tras la menopausia, sea cual sea la pérdida.

Al llegar a la menopausia, la incidencia de mujeres con incontinencia urinaria que han dado a luz es la misma que las nulíparas.

La incontinencia urinaria no siempre se debe a una debilidad, y no siempre se debe al suelo pélvico. En ocasiones una debilidad abdominal, una diástasis o incluso una mala mecánica respiratoria, puede provocar una ptosis o caída visceral que altera la función de los órganos de la pelvis. Otras veces, la excesiva tensión o hipertono del suelo pélvico provoca esta alteración y puede producir la incontinencia.

Como ya hemos comentado, el dolor en las relaciones sexuales o dispaurenia, es una alteración del suelo pélvico, pero también puede haber una mala función sexual sin dolor. Entre ellas está la falta de lubricación, que es un problema a nivel de las glándulas de lubrican la vagina y la uretra (Bartolino y Skenn). Y la anorgasmia, que depende de la mecánica vaginal y uterina. Ambas funciones están reguladas por el sistema vegetativo.

El vaginismo, es un estrechamiento progresivo de la vagina, que imposibilita las relaciones sexuales.

Es la caída de las vísceras pélvicas a través de la vagina, siendo los más habituales los cistoceles y uretroceles (prolapso de vejiga y uretra) y los histeroceles (prolapso del útero). Si sospechamos de un prolapso, por molestias abdominales, sensación de pesadez o molestias sexuales debemos acudir a un fisioterapeuta especializado para frenar la caída visceral antes de notar que sale por la vagina un bulto correspondiente con esa víscera.

Es el dolor causando por a menstruación. Puede producirse a nivel abdominal, lumbar, piernas, cuello, cabeza. Aunque es muy habitual, no es “normal”, no es fisiológico y sí tiene solución con el tratamiento osteopático adecuado.

Es la incapacidad para quedarse embarazada cuando todas las pruebas médicas son normales. Puede producirse por tensiones uterinas que dificultan la llegada de los espermatozoides al útero y la implantación de óvulo fecundado en el endometrio uterino. También se puede tratar con las técnicas específicas de fisioterapia.

Existen otras muchas alteraciones perineales que debes consultar con tu ginecólogo o fisioterapeuta de suelo pélvico (bartolinitis, dermatitis, esclerosis, liquen, etc).

Existen alteraciones rectales tales como la incontinencia de gases o de heces, la fisura anal, el estreñimiento distal, el coccigodínea o dolor del cóccix, las hemorroides, etc. Consúltanos acerca de cómo podemos ayudarte.

El hombre tiene un suelo pélvico más fuerte que el de la mujer, por lo que sufre menos de incontinencia urinaria. Estos casos suelen deberse a cirugías prostáticas, pero también pueden mejorarse con el tratamiento de fisioterapia adecuado. Es importante saber que antes de realizar una prostatectomía de cualquier tipo, el tratamiento previo de fisioterapia perineal reduce el riesgo de incontiencia urinaria secuandaria y mejora el tiempo de recuperación.

Por otra parte, otras alteraciones como el dolor pélvico espontáneo, el dolor sexual, otros dolores reflejos, la coccigodínea, la disfunción sexual, las alteraciones rectales mencionadas, etc, son igualmente comunes en hombres como en mujeres y el tratamiento de fisioterapia perineal es igual de efectivo.

Específicas del hombre son las alteraciones prostáticas, tales como el adenoma de próstata, la prostatisis, o el cáncer de próstata. Así como alteraciones en los testículos tales como la orquitis, epidimitis, torsión testicular, cáncer, etc. Consulta con tu urólogo ante cualquier duda.

La alteración principal en la infancia es la enuresis o pérdida involuntaria de orina por las noches. No se debe considerar enuresis antes de los 7 años, a no ser que ya haya aprendido a retener la orina y repentinamente vuelva a escaparse. Muchas veces se debe a una alteración psicológica por lo que es imprescindible consultarlo con un psicólogo especializado en este campo. Cuando se sospecha de un problema orgánico, se puede reeducar con sesiones de fisioterapia urológica. Otras alteraciones son la encopresis o incontinencia fecal en la infancia, el estreñimiento, la disinergia, o la retención urinaria, cuando el vaciado de la vejiga está alterado o es incompleto, siendo éste último un gran riesgo para la salud ya que puede derivar en una infección renal. Muchas de estas alteraciones tienen una base psicológica, y es imprescindible el tratamiento conjunto del psicólogo especialista con el fisioterapeuta de suelo pélvico.

El embarazo en un proceso en el que el cuerpo de la mujer se transforma y sufre muchos cambios a los que tiene que adaptarse. La zona abdominal, las lumbares, la pelvis y el periné son la cuna de esas transformaciones.

Para ayudar a estos cambios es importante mantenerse muy activa y reforzar la faja abdominal y el periné, ya que hay una mayor incidencia de incontinencia urinaria tras la menopausia en mujeres que han tenido incontinencia en el embarazo.

Es necesario hacer una buena preparación del suelo pélvico al parto con un fisioterapeuta especializado para ayudar a tener un parto menos doloroso y traumático y prevenir problemas futuros.

Tratamiento

El abordaje del suelo pélvico debe siempre realizarse desde una esfera integral teniendo en cuenta en contexto biopsicosocial de cada persona y cómo afronta el motivo de consulta.

Por ello, los tratamientos son individualizados, ya que hay múltiples causas que pueden provocar las distintas patologías o disfunciones, incluyendo, un problema de incontinencia urinaria por hipertono del suelo pélvico, dolor relacionado con una experiencia negativa, dolores referidos con origen pélvico, y otros muchos.

Por lo tanto, abordamos la disfunción desde un enfoque global, utilizando técnicas que van desde la osteopatía, el control motor mediante electroestimulación o biofeedback, la normalización del tejido mediante masaje, drenaje, estiramientos, punción seca, ejercicios de tronco como los hipopresivos, inhibición neurológica refleja, regulación del sistema nervioso vegetativo, método INDIBA activ (tecarterapia), etc.

Para la preparación al parto realizamos grupos de Pilates adaptado para mejorar la fuerza y el control de la musculatura abdminal y pélvica. A partir de la semana 33 de embarazo empezamos con las sesiones individuales para valorar el parto vaginal, y entrenar las fases de dilatación y expulsivo, mediante posturas y ejercicios, movilización y elastificación de la pelvis, masaje perineal, práctica del pujo con EPI-NO, respiración, etc. También damos pautas y enseñamos cómo realizar las actividades diarias en el postparto, ejercicios que van ayudar a la estabilización abdomino-pélvica en el puerperio, acciones a evitar, ayudas técnicas, etc.

Es la pérdida involuntaria de orina. Puede ir desde una gota con algún esfuerzo hasta la pérdida de todo el contenido de la vejiga, y puede darse en cualquier edad, siendo más habitual en mujeres mayores, postparto y deportistas de impacto.

La incontinencia urinaria puede ser de esfuerzo, es decir, que ocurra al realizar un esfuerzo tal y como toser, levantar un peso, incluso levantarse. Puede ser de urgencia, que es la sensación imperiosa de orinar, las ganas vienen de golpe y no se consigue retener la orina más de escasos minutos. O muchas veces, mixta, dónde coexisten las dos.

También puede existir sensación de urgencia sin incontinencia urinaria, es decir, las ganas vienen de golpe, pero se puede retener la orina con gran esfuerzo e incomodidad.

Otras patologías del sistema urinario son las infecciones de orina de repetición, la cistitis intersticial, la vejiga hiperactiva, etc. Es importante saber que la sangre en la orina es una señal de alarma y hay que acudir al médico para realizar pruebas diagnósticas.

Los factores de riesgo de incontinencia urinaria son las actividades deportivas de gran impacto (alterofilia, aerobic o step, correr, montañismo, etc), los partos (espacialmente los complicados en los que se ha utilizado instrumentación), el embarazo (incluso cesárea), la tos crónica, etc.

En ningún caso es “normal” tener incontinencia urinaria tras el parto (excepto los primeros días, pero nunca tras la cuarentena), ni tras la menopausia, sea cual sea la pérdida.

Al llegar a la menopausia, la incidencia de mujeres con incontinencia urinaria que han dado a luz es la misma que las nulíparas.

La incontinencia urinaria no siempre se debe a una debilidad, y no siempre se debe al suelo pélvico. En ocasiones una debilidad abdominal, una diástasis o incluso una mala mecánica respiratoria, puede provocar una ptosis o caída visceral que altera la función de los órganos de la pelvis. Otras veces, la excesiva tensión o hipertono del suelo pélvico provoca esta alteración y puede producir la incontinencia.

El dolor pélvico al igual que cualquier otro dolor puede tener muchos origenes y muchos nombres como dolor pélvico crónico, síndrome de dolor miofascial, neuralgia del pudendo, vulvodínea, dismenorrea, vaginismo, dispauremia…

SIn embargo, lo más importante a la hora de abordarlo es tener en cuenta tratar este dolor como una unidad funcional y abordar todas las estructuras afectadas, así como todo el contexto de la persona que lo sufre. Sólo así vamos a ser eficaces en su tratamiento.

Además existen muchos dolores referidos a otras estructuras como los trocánteres, las caderas, la zona lumbosacra, las lumbares, los adductores, las rodillas, el empeine, nervio ciático, y otras muchas, que pueden camúnmente tener su origen en el suelo pélvico.

Como ya hemos comentado, el dolor en las relaciones sexuales o dispaurenia, es una alteración del suelo pélvico, pero también puede haber una mala función sexual sin dolor. Entre ellas está la falta de lubricación, que es un problema a nivel de las glándulas de lubrican la vagina y la uretra (Bartolino y Skenn). Y la anorgasmia, que depende de la mecánica vaginal y uterina. Ambas funciones están reguladas por el sistema vegetativo.

El vaginismo, es un estrechamiento progresivo de la vagina, que imposibilita las relaciones sexuales.

Es la caída de las vísceras pélvicas a través de la vagina, siendo los más habituales los cistoceles y uretroceles (prolapso de vejiga y uretra) y los histeroceles (prolapso del útero). Si sospechamos de un prolapso, por molestias abdominales, sensación de pesadez o molestias sexuales debemos acudir a un fisioterapeuta especializado para frenar la caída visceral antes de notar que sale por la vagina un bulto correspondiente con esa víscera.

Es el dolor causando por a menstruación. Puede producirse a nivel abdominal, lumbar, piernas, cuello, cabeza. Aunque es muy habitual, no es “normal”, no es fisiológico y sí tiene solución con el tratamiento osteopático adecuado.

Es la incapacidad para quedarse embarazada cuando todas las pruebas médicas son normales. Puede producirse por tensiones uterinas que dificultan la llegada de los espermatozoides al útero y la implantación de óvulo fecundado en el endometrio uterino. También se puede tratar con las técnicas específicas de fisioterapia.

Existen otras muchas alteraciones perineales que debes consultar con tu ginecólogo o fisioterapeuta de suelo pélvico (bartolinitis, dermatitis, esclerosis, liquen, etc).

Existen alteraciones rectales tales como la incontinencia de gases o de heces, la fisura anal, el estreñimiento distal, el coccigodínea o dolor del cóccix, las hemorroides, etc. Consúltanos acerca de cómo podemos ayudarte.

El hombre tiene un suelo pélvico más fuerte que el de la mujer, por lo que sufre menos de incontinencia urinaria. Estos casos suelen deberse a cirugías prostáticas, pero también pueden mejorarse con el tratamiento de fisioterapia adecuado. Es importante saber que antes de realizar una prostatectomía de cualquier tipo, el tratamiento previo de fisioterapia perineal reduce el riesgo de incontiencia urinaria secuandaria y mejora el tiempo de recuperación.

Por otra parte, otras alteraciones como el dolor pélvico espontáneo, el dolor sexual, otros dolores reflejos, la coccigodínea, la disfunción sexual, las alteraciones rectales mencionadas, etc, son igualmente comunes en hombres como en mujeres y el tratamiento de fisioterapia perineal es igual de efectivo.

Específicas del hombre son las alteraciones prostáticas, tales como el adenoma de próstata, la prostatisis, o el cáncer de próstata. Así como alteraciones en los testículos tales como la orquitis, epidimitis, torsión testicular, cáncer, etc. Consulta con tu urólogo ante cualquier duda.

La alteración principal en la infancia es la enuresis o pérdida involuntaria de orina por las noches. No se debe considerar enuresis antes de los 7 años, a no ser que ya haya aprendido a retener la orina y repentinamente vuelva a escaparse. Muchas veces se debe a una alteración psicológica por lo que es imprescindible consultarlo con un psicólogo especializado en este campo. Cuando se sospecha de un problema orgánico, se puede reeducar con sesiones de fisioterapia urológica. Otras alteraciones son la encopresis o incontinencia fecal en la infancia, el estreñimiento, la disinergia, o la retención urinaria, cuando el vaciado de la vejiga está alterado o es incompleto, siendo éste último un gran riesgo para la salud ya que puede derivar en una infección renal. Muchas de estas alteraciones tienen una base psicológica, y es imprescindible el tratamiento conjunto del psicólogo especialista con el fisioterapeuta de suelo pélvico.

El embarazo en un proceso en el que el cuerpo de la mujer se transforma y sufre muchos cambios a los que tiene que adaptarse. La zona abdominal, las lumbares, la pelvis y el periné son la cuna de esas transformaciones.

Para ayudar a estos cambios es importante mantenerse muy activa y reforzar la faja abdominal y el periné, ya que hay una mayor incidencia de incontinencia urinaria tras la menopausia en mujeres que han tenido incontinencia en el embarazo.

Es necesario hacer una buena preparación del suelo pélvico al parto con un fisioterapeuta especializado para ayudar a tener un parto menos doloroso y traumático y prevenir problemas futuros.

Tras el embarazo el cuerpo tiene que volver poco a poco a su estado anterior, por lo que todas las estructuras que se han adaptado al embarazo van a sufrir de nuevo transformaciones muy rápidas. El útero involuciona disminyendo su tamaño hasta 5 veces, la faja abdominal y el suelo pélvico deben recuperar su tensión, los ligamentos van a perder elasticidad, y todo nuestro cuerpo debe recuperarse progresivamente.

En el caso de parto hay que prestar especial atención al suelo pélvico y en el caso de cesárea es imprescindible el tratamiento de la cicatriz.

Podemos hacer más fácil tu recuperación ya que nuestro equipo está compuesto por fisioterapeutas especializados en suelo pélvico, nutricionista y psicóloga.

Ejercicios abdominales hipopresivos para suelo pélvico